Se trataba de un centro sagrado, de adoración solar, poblado por entre 30.000 y 100.000 personas.
Es por eso que los picapedreros cantearon piedras de excelente oficio; los metalurgistas fabricaron planchas para los bajorrelieves iconográficos, logrando cubrir portadas de monumentos con metales áureos, que centelleaban bajo el sol. Los sabios orientaron los templos astronómicamente con una precisión asombrosa. Multitudes de hombres cortaron la piedra en lejanas canteras y luego la transportaron a la gran urbe.
Los materiales o piedras de construcción utilizados, fueron arenisca roja en un principio y andesita en épocas posteriores. La mayoría de estos materiales eran traídos desde muy lejos, algunos en balsas de totora y otros desde canteras situadas muy lejos en el interior.
Esta civilización conocía con gran exactitud los cambios de estaciones y el año solar de 365 días. En ambos equinoccios (otoño: 21 de marzo y primavera: 21 de septiembre) el sol nacía por el centro de la puerta principal de ingreso. En el solsticio de invierno (21 de junio) lo hacía en el ángulo murario N.E. y en el solsticio de verano (21 de diciembre) se marcaba por el ascenso en el ángulo murario S.E. probablemente iluminando elementos que se encontrarían en el interior.
Una muestra de calendario y sistema de cuenta es el monumento conocido como Puerta del sol. En el centro se haya Viracochas, y a su alrededor existen distintos grupos de figuras en órdenes determinados. Estas figuras representan las semanas, los meses y las estaciones.
Su desaparición fue repentina, se cree que debido a un súbito cambio climático que hizo yermas las tierras adyacentes. En la actualidad está únicamente rodeado de ichu, matojo altiplánico. Sin embargo, las cerámicas muestran animales que necesitan vegetación, como monos o pumas, lo que nos habla de la existencia de buenas vías de comunicación.
Imagen desde la puerta de entrada al sitio arqueológico, con las vías del tren y el Illimani al fondo, mientras una comunaria realiza labores.
Para los estudiosos, y los iniciáticos, Tiwanaku representa uno de los grandes enigmas de la antigüedad.