viernes, 25 de junio de 2010

La carretera a los yungas.

De La Paz a Coroico. De 4700 a 1300 m de altitudo en 6 horas de bicicleta. El nombre, lo de menos: la carretera más peligrosa del mundo. “Nooo, eso eraa antes hermano, cuando no habia asfalto y subían camiones; ahora está prohibido. No pasa nada.”
A la izquierda, la roca; a la derecha, el precipicio; enfrente, el paisaje más espectacular: de la alta montaña a los valles tropicales.

De 4700 m al asfalto con gravilla. Gira, gira sin enseñar la boca, hasta el arcén. Ese crack ha sido el hombro, pero sigue girando, que está mirando desde arriba. Solo estoy a 1 hora, con suerte, en furgoneta del hospital más cercano, en La Paz. Sabes generar endorfinas naturales: el dolor no lo sientes, no existe. Sabes generar endofinas naturales. Sab... pero no sé conducir con la mente, estamos entre el canal de desagüe y los camiones.

El hospital Arco Iris: hoy domingo y mañana año nuevo Aymará. Las urgencias, desoladas.
-Hermano, tranquilo que en 2 horas viene el radiólogo
-No te preocupes que no me duele.

-Oye, te pongo el calmante, pero me tienes que dar lo que cuesta, 1xx Bs.
-Coge la cartera, no hace falta que me des cambio y si quieres te la llevas que no te voy a perseguir, pero ponme el calmante, que llegué hace más de media hora y vengo de la carretera a los yungas.

Luxación muy grave, esta tarde te operamos. Papel de administración (sic): Albarez, 24 de marzo-24-04. Operación con anestezia. Tomar tavletas.

-Anestesia general, por favor.
-Tranquilo, que te enterraremos en algún cementerio Inca. Por cierto, yo estuve en la clínica de Pamplona.
-No me quiten el jersey, corten lo que tengan que cortar.
-Mira que querer cortar la polera, estos turistas cada día son más flojos.

Por la mañana encuentro la mochila en la habitación, por fin puedo ponerme las gafas normales y quitarme las de sol graduadas. Extrañamente, la trajo un chico que conocí desayunando en el alberque, y no los compañeros. Extrañamente, son las 9.00 y me visita. Dice que vuelve a las 11.00. A las 11.00 vuelve: le habían robado y que si le puedo dejar algo para llegar a Perú, que me lo devuelve en España. Por supuesto, hermano. Además seguro que nos vemos en España.

Dicen que los únicos que no vuelven de esa carretera son los israelís. Algo me toca de la España medieval.

viernes, 18 de junio de 2010

La hoja de coca.

La hoja de coca es, con la whipalla, el nuevo símbolo de Bolivia. Esa hojita, que contiene el alcalino a partir del cual se sintetiza la cocaína, hace posible la vida en el altiplano. Su infusión combate el soroche o mal de altura, y si se masca, provoca una estimulación necesaria para poder realizar esfuerzos en esta zona.

Técnicamente, la hoja no se masca, se akullica o se picha (aymará la primera y común la segunda). Akullicar supone mascarla y luego "akullicarla" a un lado de la boca, de forma que se quede la mandíbula dormida. Los principiantes cometemos el error de deshacerla mascando y tragárnos las hojas poco a poco.

Tiene un sabor ácido y provoca una gran salivación. Para evitar este sabor, hay quien la toma con "lejía", una pasta marrón hecha con plátano y ceniza. Deja un aliento bastante nauseabundo, aunque dicen que no afecta a los dientes.

Entre los beneficios, dicen que evita la formación de caries, y un señor mayor me aseguraba que le disminuía la falta de insulina de la diabetes.
Entre los problemas, como todo, el modo en que se usa: hay quien la toma para conducir más de 12 o 15 horas sin descansar, y parece que los taxistas la toman.

Con ella pude llegar a la cima del Chacaltaya, uno de los montes que rodean La Paz.

domingo, 13 de junio de 2010

Transporte

El transporte en La Paz es una de las cosas que más sorprenden al recién llegado. Dada la orografía y situación, no hay metro. Los barrios se expanden en los huecos de las colinas, cada uno a su altura, diferente del resto: el sur está a unos 3.300 metros, el centro a 3.600, y El Alto (antes una zona, hoy el tercer municipio del país), a alrededor de 4.000.


Todo el transporte público es privado, la municipalidad no lo proporciona. Como en toda ciudad, encontramos el bus. La gente se suele montar cargada con lo que tenga que llevar, muchas veces muy voluminoso.





Además, están los minibuses. Aquí caben unas 14 personas: 2 delante con el conductor, y en la parte de atrás, 4 filas de asientos de los que dos son fijos y el tercero se recoge. Normalmente además del conductor va un vocero anunciando la ruta, que puede ir de pie si las circunstancias lo indican. Si no está suficientemente lleno, puede parar un poco en algún cruce esperando viajeros.





Finalmente, están los trufis. Son taxis comunitarios que hacen recorridos fijos como los minibuses. Todos indican el recorrido en los letreros del parabrisas, a veces el precio, y los trufis además marcan el recorrido con banderines de colores, más visibles.





Evidentemente, es más rápido el trufi que el minibus, porque se llena antes y entonces puede circular por el carril izquierdo. Si no van llenos, circulan por el derecho buscando pasajeros y anunciándose dando las luces.


Por supuesto, muchas veces se quiere bajar alguien que va al final del minibus, para lo que tienen que bajar y volver a subir todos los pasajeros que van sentados en los asientos desplegables. Si además es una mujer con niños, o una señora mayor, se organiza algo de "trancadera", impacientando a los que van detrás.


Como la geografía manda, en el código de circulación tiene preferencia el vehículo que sube la cuesta, frente al que está en el llano. Esto es importante, porque las movilidades o móviles (cualquier vehículo a motor) son algo antiguos, y la falta de oxígeno parece que dificulta la explosión del motor. Dicen que en la zona de los Yungas, que enlazan el altiplano con la zona baja, el sentido de circulación depende del lado de la pendiente: el móvil que baja va por el lado del precipicio, porque el que sube tiene menos visibilidad.

miércoles, 9 de junio de 2010

Noche



La noche cae en la paz de repente. Sin avisar. Metamorfosea la ciudad que pierde su vitalidad, su energía contenida. Gana en misterio, en reflejo, resplandece la luz absorbida durante el día. Se aprecian detalles que parecen nuevos: adoquines, altares en los rincones, celosías, tejados con aguas de pizarra. Y las luces envuelven todo alrededor. Como un enorme Belén.

domingo, 6 de junio de 2010

Última del Gran Poder.

Caporales es una danza folklórica de proyección que tiene su origen en el departamento de La Paz y que fue creada y presentada al público por primera vez en 1969 por los hermanos Estrada, quienes se inspiraron en el personaje del Caporal de la saya, danza afro-boliviana que pertenece a la región de los Yungas-Bolivia.
El "Caporal", que en muchos casos era mestizo o mulato, era el capataz de los esclavos negros traídos a Bolivia durante la época de la Colonia. A raíz de la presentación de un conjunto de la Saya en la que aparece representado este personaje, deciden los hermanos Estrada Pacheco crear una nueva danza inspirada en el personaje central de la saya reuniendo a muchos "Caporales". De ahí el nombre de esta danza boliviana.
La vestimenta original de los varones consistía en: sombrero de ala ancha, camisa holgada, faja o cinturón, pantalón de corte militar, botas y látigo, mientras que la mujer usaba una blusa de mangas anchas, pollera, que en la actualidad se ha ido acortando hasta ser una minipollera, calzados y el característico sombrero tipo Borsalino o también conocido en Bolivia como sombrero de cholita. En la actualidad la vestimenta ha ido desarrollándose de forma vertiginosa incorporando diseños y colores que identifican a las diferentes fraternidades o conjuntos de Caporales.
Los pasos de la danza, al igual que la vestimenta, están en constante evolución y la música de la saya es interpretada casi en su totalidad por instrumentos de percusión mientras que la de los caporales es una mezcla entre ritmos de huayños y tundiquis.
Hoy en día la saya propiamente dicha, es una danza de mayor agilidad, representada y bailada por las personas negras, cambiando el estilo de música y obviamente la vestimenta del caporal, de ahí que el caporal y la saya son danzas relacionadas pero no iguales.
La danza de los Caporales se caracteriza por ser una danza de movimientos ágiles en la que los varones especialmente hacen gala de giros, contorsiones, patadas al aire y saltos acrobáticos mientras las mujeres se destacan por mostrar y resaltar la sensualidad y femineidad a través del vestuario y de los movimientos gráciles. (wiki).










No todo son cholas con bombines oscuros, también están las chicas que nada envidian a lo de Río de Janeiro. Entre grupo y grupo de cada hermandad, bailan algo parecido a samba, con mucha alegría y buen humor.











El Gran Poder, al final, es una sucesión de varios elementos interpretados por cada hermandad. Cada año evolucionan y cada año aparecen elementos nuevos. Dejo estás imágenes de muestra (junto con un conjunto de cholas, ya vistas, y su peculiar carraca). Lo más espectacular, no es la representación en sí misma, sino el que esta representación se tenga que realizar continuamente, durante kilómetros, a 3600 metros de altitud, a veces descalzos a veces por el suelo, únicamente con la energía que da mascar hoja de coca.








viernes, 4 de junio de 2010

jueves, 3 de junio de 2010

Las Cholas en el Gran Poder.

Las cholas o cholitas, son mujeres de origen campesino o estracción social media baja, que visten de modo tradicional según la moda de cierto mometo histórico. Siempre llevan mantón similar a los filipinos de Manila, y siempre llevan una especie de bombín alto generalmente negro. Nadie parece saber muy bien el origen del atuendo pero parece ser que era el de la clase alta de un determinado momento entre finales del siglo XIX y principios del XX.
Dentro de cada una de las hermandades desfilaba un grupo de cholitas. Además de bailar, hacían sonar carracas que tenían la forma del elemento básico de la hermandad: peces, camiones y otros, de diferente tamaño según fuese la labor de la hermandad concreta. La decoración de los sombreros, excepcional.













































martes, 1 de junio de 2010

La fiesta del Gran Poder.






Tres días hay principales en La Paz. Los tres son días de baile, porque es como el boliviano se integra en sociedad, y como la sociedad se mantiene unida. Estos días son: la entrada a la universidad en septiembre, el carnaval que compite con Oruro, y el Gran Poder.

Este sábado fue el Gran Poder. 30.000 bailarines toman las calles, en un recorrido de varios kilómetros, desde la iglesia del Cristo del Gran Poder hasta el parque donde acaba el circuito. Todas las tiendas cierran, los mercados, “y hay hartos” en La Paz, también. Es un día de reencuentro, porque vuelven a casa de otras ciudades, y de otros países.

Las danzas son 16, aunque solo recuerdo “morenada”, “diablada” y “caporal”. Empiezan a las 7.00 de la mañana, y acaban después de medianoche (habría que ver cómo llegaron los últimos). Se organizan en hermandades, 59 este año, dependiendo de la profesión, cada una con varias partes. Es un juego de baile, color, y música (percusión y viento metal, aun con alguna excepción).

Curiosidades: se vendían almohadillas a boliviano: recortes del plástico blanco de embalar que hace bolas. Se vendían elementos de sobra de trajes, por si a alguno se le extraviaba. Incluso en algunos domicilios particulares se prestaba servicio de guardarropa, a boliviano la prenda.

El vestido se confecciona cada año, y van evolucionando con el tiempo. Están muy trabajados tanto los adornos como la coreografía. Pero lo más expectacular es ver la muestra de joyería en los sombreros y mantones de las “cholas”. Se estima que el valor solo de las joyas es entre 5.000 y 20.000 $ por chola. Algunas se hacían acompañar de seguridad privada, especialmente si son alquiladas.



Tres días hay principales en La Paz. Los tres son días de baile, porque es como el boliviano se integra en sociedad, y como la sociedad se mantiene unida. Estos días son: la entrada a la universidad en septiembre, el carnaval que compite con Oruro, y el Gran Poder.
Este sábado fue el Gran Poder. 30.000 bailarines toman las calles, en un recorrido de varios kilómetros, desde la iglesia del Cristo del Gran Poder hasta el parque donde acaba el circuito. Todas las tiendas cierran, los mercados “hartos” en La Paz, también. Es un día de reencuentro, porque vuelven a casa de otras ciudades, y de otros países.
Las danzas son 16, aunque solo recuerdo “morenada”, “diablada” y “caporal”. Empiezan a las 7.00 de la mañana, y acaban después de medianoche (habría que ver cómo llegaron los últimos). Se organizan en hermandades, 59 este año, dependiendo de la profesión, cada una con varias partes. Es un juego de baile, color, y música (percusión y viento metal, aun con alguna excepción).
Curiosidades: se vendían almohadillas a boliviano: recortes del plástico blanco de embalar que hace bolas. Se vendían elementos de sobra de trajes, por si a alguno se le extraviaba. Incluso en algunos domicilios particulares se prestaba servicio de guardarropa, a boliviano la prenda.
El vestido se confecciona cada año, y van evolucionando con el tiempo. Están muy trabajados tanto los adornos como la coreografía. Pero lo más expectacular es ver la muestra de joyería en los sombreros y mantones de las “cholas”. Se estima que el valor solo de las joyas es entre 5.000 y 20.000 $ por chola. Algunas se hacían acompañar de seguridad privada, especialmente si son alquiladas.
En esta semana iré subiendo más fotos del Gran Poder, con elementos concretos cada ocasión.