miércoles, 13 de octubre de 2010

Potosí I



"Vale un Potosí" sigue siendo hoy expresión conocida, y memoria de uno de los grandes mitos de la historia en general y de Bolivia en particular.

Potosí es una ciudad en el altiplano boliviano, al sur del país. Tiene una altitud media de más de 4000 metros, siendo la segunda ciudad más alta del planeta (ciudad en sentido estricto). A pesar de esta circunstancia, el número de habitantes es de unos 200.000.

Potosí se encuentra en la falda de una de las principales huacas (montañas sagradas) del país: el Cerro Rico o Sumaq Orcko. Esta huaca fue durante muchos años la mina de plata más importante del mundo, de donde nace el mito, que empieza ya antes del descubrimiento en sí mismo.

Se dice que los incas conocían la existencia de plata en el cerro, pero que la montaña les habló, y con una fuerte explosión (de donde viene el nombre Potosí), les dijo que debían respetar el cerro "para los que vinieran después". Esta leyenda entronca con el hecho de que en el imperio maya se estuviera esperando la llegada por mar de unos hombres con barba.

También se cuenta que el descubrimiento fue accidental: una persona perdida encendió una hoguera en la falda de la montaña; siendo esta tan rica en plata, comenzaron a ver hilos de este metal precioso correr por la ladera, pues estaba a flor de tierra. Este descubrimiento se realizó en 1545.

En 1610, la ciudad era más grande que Sevilla, Londres o París, y se disputaba con Nápoles (española a la sazón) el título de la ciudad más grande del mundo. Entre finales del siglo XVI y principios del XVII Potosí contaba con 36 espléndidas iglesias, las mismas casas de juego, 14 escuelas de baile (flamenco en su mayoría), 800 tahúres profesionales y 120 damas de compañía famosísimas.

A partir de 1650 comenzó el declive de la población, que se salvó de ser un pueblo fantasma por la aparición del estaño.

Entre las leyendas de la ciudad y la mina se cuenta que 8 millones de personas murieron en la explotación de la plata, y que con la plata obtenida se podía hacer un puente que llegara de América a Europa. Ambas afirmaciones son, evidentemente, mitos.

En todo caso, es necesario recordar que la Real Academia de la Lengua recoge la afirmación "Te quiero un Potosí", y que la fama de la ciudad fue tal que se adoptó el nombre para otras ciudades americanas, en México y Estados Unidos de América.
El Cerro Rico de Potosí, formado por el Cerro grande y el Cerro chico (no, no es el cabezón de primer plano: detrás).
La Casa de la Moneda, donde se acuñaba la moneda imperial, en plata pura de primera ley.

La casa de la moneda en su interior, con el famoso mascarón, colocado en el siglo XIX y del que nadie tiene una explicación de su sentido.






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