El altar de sacrificio de ñustas (vestales incas) en la Isla del Sol. No me llegué a acercar, pues da respeto.
En el norte de la isla todavía no está desarrollado el turismo. Solo llegan mochileros (en esta época iberoamericanos) a dormir en la playa en sacos, y con suerte con tiendas de campaña. Así, los animales todavía van y vienen con libertad.
Atardecer. El dueño del burro agarró una piedra para descalabrarme hasta que le convencí que solo había sacado al bicho (que no al animal). El guía, al día siguiente, decía que le extrañaba.
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